BERGER Y LUCKMANN: CONSTRUCTO SOCIAL
Percy Cayetano Acuña Vigil
La construcción social de la realidad
Comparto estas notas recordando este estudio señero y de grán impotancia publicado hace cincuenta años.
La construcción social de la realidad es una de las obras teóricas más importantes e influyentes de la sociología contemporánea. Escrita por los sociólogos Peter L. Berger -nacido en Austria- y Thomas Luckmann -alemán-, se publicó por primera vez en 1966. En ella, ambos autores proponían una fundamentación teórica para una sociología del conocimiento, inspirándose en buena medida en la fenomenología de Alfred Schütz.
Como ellos mismos señalan en la introducción de la obra, las tesis fundamentales de la misma son: que la realidad se construye socialmente y que la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce.1 La realidad es entendida como una serie de fenómenos “externos” a los sujetos (no pueden controlar su existencia en el mundo) y el conocimiento es la información respecto de las características de esos fenómenos.
La construcción social de la realidad es una de las obras teóricas más importantes e influyentes de la sociología contemporánea. Escrita por los sociólogos Peter L. Berger -nacido en Austria- y Thomas Luckmann -alemán-, se publicó por primera vez en 1966. En ella, ambos autores proponían una fundamentación teórica para una sociología del conocimiento, inspirándose en buena medida en la fenomenología de Alfred Schütz.
Como ellos mismos señalan en la introducción de la obra, las tesis fundamentales de la misma son: que la realidad se construye socialmente y que la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce.1 La realidad es entendida como una serie de fenómenos “externos” a los sujetos (no pueden controlar su existencia en el mundo) y el conocimiento es la información respecto de las características de esos fenómenos.
Realidad y conocimiento se encuentran íntimamente relacionados a partir del proceso en que un cuerpo de conocimiento sobre un fenómeno determinado queda establecido socialmente como realidad. La obra introdujo así en ciencias sociales la noción -tan utilizada desde entonces- de "construcción social" (o constructo social), que, con el desarrollo del llamado construccionismo social, se fue poco a poco aplicando a multitud de ámbitos de la vida social.
La noción original era bastante estructural, y contemplaba la existencia de procesos de institucionalización en la sociedad, en un nivel primario, que permitían la emergencia de ámbitos de interacción social autónomos, que a los participantes en los mismos se les aparecían como una "naturaleza segunda". Destaca la importancia dada por los autores a la interacción social y al lenguaje en la construcción de la realidad.
En la sociología y en la antropología contemporáneas, sobre todo entre los autores próximos al paradigma posmoderno, la noción ha sido utilizada dentro del denominado giro lingüístico, y se ha radicalizado la autonomización de esa "naturaleza segunda" respecto a otros procesos de institucionalización.
La noción original era bastante estructural, y contemplaba la existencia de procesos de institucionalización en la sociedad, en un nivel primario, que permitían la emergencia de ámbitos de interacción social autónomos, que a los participantes en los mismos se les aparecían como una "naturaleza segunda". Destaca la importancia dada por los autores a la interacción social y al lenguaje en la construcción de la realidad.
En la sociología y en la antropología contemporáneas, sobre todo entre los autores próximos al paradigma posmoderno, la noción ha sido utilizada dentro del denominado giro lingüístico, y se ha radicalizado la autonomización de esa "naturaleza segunda" respecto a otros procesos de institucionalización.
Con frecuencia se les ha criticado por caer en una visión excesivamente idealista en la que significados y representaciones tendrían un valor predominante frente a una realidad objetiva relegada a mero producto de los primeros. Sin embargo, su influencia e impronta en la sociología de finales del XX y principios del XXI no deja lugar a dudas.
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La construccion social de la realidad:
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Resumen del libro
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Nuestras tesis fundamentales son: que la realidad se construye socialmente y que la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales estos se producen. Términos claves: realidad y conocimiento. Definir la realidad como una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición y definir el conocimiento como la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características especificas. El H de la calle no suele procuparse de lo que para el es “real” y de lo que “conoce”.
Su realidad y su conocimiento los da por establecidos. El sociólogo no puede hacer otro tanto como aunque mas no sea porque tiene cc sistemática de que los H de la calle dan por establecidas realidades que son bastante diferentes entre una sociedad y otra. El sociólogo, lo que puede y debe hacer es indagar como la noción de libertad a llegado a darse por establecida en unas sociedades y en otras no: como algunas de esas sociedades conservan su “realidad” y, como esa “realidad” puede a su vez desaparecer para un individuo o para una colectividad entera.
El interés sociólogo en materia de realidad y conocimiento se justifica así inicialmente por el hecho de su relatividad social. Se sigue de esto que las acumulaciones especificas de realidad y conocimiento pertenecen a contextos sociales específicos y que estas relaciones tendrán que incluirse en el análisis sociológico adecuado de dichos contextos.
Así pues, la necesidad de una “sociología del conocimiento” esta dada por las diferencias observables entre sociedades, en razón de lo que en ellas se da por establecido como “conocimiento” además, una disciplina digna de ese nombre deberá ocuparse de los modos generales por los cuales las realidades se dan por conocidas en las sociedades humanas.
Es decir, que una sociología del conocimiento deberá tratar no solo las variaciones empíricas del conocimiento en las sociedades humanas, sino también los procesos por los que cualquier cuerpo del conocimiento llega a quedar establecido socialmente como realidad. Sostenemos que la sociología del conocimiento se ocupa del análisis de la construcción social de la realidad....
BERMAN, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire.
En las cinco partes que abarca el libro, Berman analiza la experiencia de la modernidad, esta “forma de experiencia vital –la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida- que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy”. El hecho fundamental de la vida moderna tal como la experimenta Marx (de quien toma la frase del título), es que esta es radicalmente contradictoria en su base: capaz de todo menos de proporcionar estabilidad y solidez.
Lo distintivo de las voces de Marx y Nietzsche son sus cambios rápidos y drásticos, su disposición de volverse contra sí mismas, a cuestionar y negar todo lo que se ha dicho, a transformarse en una amplia gama de voces armónicas o disonantes y a estirarse, más allá de sus capacidades.
A diferencia de ellos que creían que los individuos modernos tenían la capacidad para comprender su destino, y tras haberlo comprendido luchar contra él; los críticos de la modernidad del siglo XX carecen casi por completo de esa empatía y esa fe en los hombres y mujeres contemporáneos. El hombre moderno como sujeto –como ser vivo capaz de respuesta, juicio y acción en y sobre el mundo- ha desaparecido.
1. El fausto de Goethe: La tragedia del desarrollo
Berman analiza el Fausto de Goethe para dar cuenta de la idea de desarrollo moderno, en donde lo que se busca es un proceso dinámico que incluya todas las formas de la experiencia humana. Una afinidad entre el ideal cultural de autodesarrollo y el movimiento social real hacia el desarrollo económico: el único modo en el que el hombre se transforma es transformando radicalmente la totalidad de su mundo físico, social y moral en que vive.
Esto sin embargo, supone el trasfondo correspondiente de la modernización: donde todo lo creado debe ser destruido para construir el camino de otras creaciones. Esta es la dialéctica que el hombre moderno debe asumir para avanzar y vivir; y es la dialéctica que pronto envolverá y moverá a la economía, el Estado y la sociedad modernos como un todo.
En la tercera metamorfosis, el desarrollista encuentra el medio para actuar eficazmente contra el mundo feudal y patriarcal: construir un entorno social radicalmente nuevo que vaciará de contenido el viejo mundo antiguo o lo destruirá. La tragedia del desarrollista consiste en que aún cuando transforme un terreno baldío en un pujante espacio físico y social, el baldío se recrea al interior del desarrollista.
Otro impulso de la modernización es el deseo de crear un entorno homogéneo, un espacio totalmente modernizado en el que el aspecto y el sentimiento del viejo mundo han desaparecido sin dejar huella. Pero, una vez que el desarrollista ha destruido el mundo premoderno, ha destruido toda su razón de estar en el mundo.
El mismo es eliminado del entorno que ha creado y el nuevo mundo ya no siente deseo de acción o logro. Fausto así, es un desafío por imaginar y crear nuevos modos de modernidad en los que el hombre no exista en beneficio del desarrollo, sino el desarrollo en beneficio del hombre.
2. Todo lo sólido se desvanece en el aire: Marx, El modernismo y la modernización
El pensamiento moderno sobre la modernidad está divido en dos compartimentos diferentes: modernización en la economía y la política, y modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad. En medio de este dualismo, Marx está muy presente en la literatura sobre la modernización, pero no en la del modernismo. Para Berman sin embargo, Marx arroja luces en la relación entre la cultura modernista y la economía y la sociedad burguesas –el mundo de la modernización de la que ella emanó.
Con vidas controladas por una clase dominante con intereses creados en el cambio, pero también en la crisis y el caos, para las que la estabilidad es sinónimo de muerte. En esta autodestrucción innovadora se ubica el drama del hombre moderno que debe apartar a los económicamente ineficientes y expandirse de manera cada vez más ingeniosa e innovadora conduciendo incluso a que los valores sean convertidos en valores de cambio.
Para Berman, Marx sabía que debíamos comenzar donde estábamos: psíquicamente desnudos, despojados de toda aureola religiosa, estética, moral, y de todo velo sentimental, devueltos a nuestra voluntad y energía individual, obligados a explotar a los demás y a nosotros mismos a fin de sobrevivir, y a pesar de todo agrupados por las mismas fuerzas que nos separan.
3. Baudelaire: El modernismo en la calle
Según Baudelaire, “modernidad” es lo efímero, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es eterna e inmutable. Esta definición recoge las diferentes visiones de modernidad que la obra de Baudelaire contiene: entre la modernolatría y la desesperación cultural, Baudelaire finalmente llega a moldear una perspectiva más profunda que lucha con sus propias contradicciones. Su poesía, rescatará la nueva fuerza nacida de los bulevares que es el tráfico moderno. El bulevar es un símbolo perfecto de las contradicciones internas del capitalismo: la racionalidad de cada una de las unidades capitalistas individuales conduce a la irracionalidad anárquica del sistema social que reúne todas estas unidades.
La vida urbana moderna impone restricciones pero al hacerlo otorga libertades. De este modo, un hombre que sabe moverse por el tráfico puede ir a cualquier parte. Aún así, el desarrollo de la ciudad atacó este caos y el urbanismo moderno se convirtió en sinónimo de un orden mecánico, reductivo y superficial. Para Berman, esto sugiere que el modernismo tiene sus propias contradicciones internas y su dialéctica; y que algunas formas del pensamiento y la visión modernistas se pueden volver dogmáticas y arcaicas, mientras que otras pueden quedar sumergidas por generaciones sin ser reemplazadas.
4. San Peterburgo: El modernismo del subdesarrollo
Mientras tanto en áreas fuera de occidente en donde a pesar de las presiones del mercado mundial no se produjo la modernización, los significados de la modernidad son complejos, y paradójicos. En este escenario, San Petersburgo es la realización más clara del modo ruso de modernización, al mismo tiempo que la “ciudad irreal” arquetípica del mundo moderno.
Las tradiciones de esta ciudad son característicamente modernas y nacen de la existencia de la ciudad como símbolo de la modernidad en medio de una sociedad atrasada; pero este espíritu moderno es peculiar en tanto que surge del desequilibrio y la irrealidad del programa mismo de modernización de Pedro I. Así, en respuesta a intentos frustrados desde arriba, San Petersburgo engendrará y nutrirá, experimentos políticos y literarios de modernización desde abajo y terminará siendo una perspectiva abierta hacia la vida moderna.
En la selva de los símbolos: observaciones sobre el modernismo en Nueva York concebida y ejecutada tanto para satisfacer necesidades políticas y económicas inmediatas, como para demostrar al mundo entero lo que pueden construir los hombres modernos y cómo puede ser imaginada y vivida la vida moderna; New York puede ser concebida como una selva de símbolos baudelairiana.
Berman analiza el impacto de la obra urbanística de Robert Moses, cuya evolución subraya como en la sociedad de posguerra se da una escisión entre modernismo y modernización, y donde el medio moderno deja de existir como inspiración forzando irónicamente un vuelco al mundo interior. Frente a esto Jane Jacobs será un cambio de orientación en la planificación urbana y comunitaria que abre una nueva perspectiva de las metamorfosis urbanas de las últimas décadas captando las modernizaciones y los modernismos que han hecho de sus habitantes lo que son.
CRITICA
Tal como lo señala el título, el trasfondo del texto lo constituye su exploración de este fluir entre lo sólido y lo evanescente como característica de la modernidad, y que Berman claramente ejemplifica en una destrucción y reconstrucción del medio físico y espiritual del hombre moderno: la relación dialéctica entre modernismo y modernización y las luces que de ella se puede extraer. Pero mucho antes de llegar a esa conclusión, el rasgo más doloroso que el hombre moderno deberá enfrentar es la constante inestabilidad que tal sistema proporciona. En cada señal positiva que aparezca, inevitablemente se develará su contraparte caótica. Si se puede decir que la modernidad une a toda la humanidad, esta unidad es paradójica, es una unidad de la desunidad que nos lleva a la desintegración y la renovación perpetua, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia.
Las críticas que esta obra despierta están relacionadas con lo que se identifica como un hablar disperso que al encarnar la voz de todos invisibilizaría las desigualdades existentes en estos procesos por él analizados. Junto a esto estaría la crítica a su retrato de la modernidad imprecisamente delimitada en sus tiempos. Así una autora, señalaba que siguiendo a Berman se podía entender que la modernización son los cambios sociales que son constantemente llevados a cabo, que la modernidad es la manera en que estos cambios son inmediatamente vividos o experimentados de manera consciente o no, y que el modernismo es la reflexión posterior y la representación intelectual, artística, literaria, material, política de estos cambios.
Sin embargo a mi parecer, más que ubicarse como una serie de acontecimientos escalonados, en realidad la constante -clara en Berman- es que se alimentan entre ellos: el modernismo se alimenta de los cambios de la modernización de manera directa e indirecta, mientras que detrás de la modernización encontramos ideas que fueron nutridas por el modernismo.
No considero que Berman ignore las fallas del etnocentrismo y en consecuencia dudo que intente alzar su voz como representante del modo en que la modernidad puede ser experimentada. Aún así debo señalar que el profundo proceso de identificación que experimenté con este libro me dice que en realidad si puede encontrar un eco en aquellos lugares donde tanto la modernidad como la modernización ocurrió con matices muy distintos a los lugares que les dio origen.
Resumen del libro de Berger y Luckmann: "La construcción social de la realidad" cap. 1, 2 y 3 | Psicología Social (Robertazzi - 2008) | Psicología | UBA
Link al libro en PDF
Dans La Construction sociale de la réalité (1986), Peter Berger et Thomas Luckamm tentent de montrer que la réalité sociale est le produit d’une élaboration intersubjective par les acteurs sociaux d’un monde social qu’ils objectivent et du recours de ce monde social objectivé dans les relations subjectives que tes acteurs sociaux entretiennent entre eux quotidiennement.
Peter Berger et Thomas Luckamm partent de l’étude d’une situation
quotidienne dans laquelle deux acteurs sociaux au moins ou davantage interagissent entre eux. Ils montrent que cette situation, qu’il qualifient de « relation d’intersubjectivité », est possible uniquement p.me que les acteurs qui y participent disposent d’une connaissance réciproque de la signification des signes qu’ils utilisent.
Toutefois, la situation n’en reste pas moins fragile. En effet, comme elle n’est pas entièrement anonyme, elle est toujours dépendante en dernier ressort des personnes. La compréhension des signes utilisés par l’autre n’est pas certaine, peut rester floue ou provoquer des malentendus. Le langage revêt dans ce sens une importance prépondérante. Il est un moyen de relier différents segments de la réalité sociale et d’insérer ces différents segments dans un tout signifiant. Il permet aussi la réciprocité et favorise une compréhension très rapide des intentions subjectives.
Il donne la possibilité de classer des expériences, de les ranger dans des catégories élargies qui leur donnent sens, c’est-à-dire qu’elles peuvent être détachées des contextes et des personnes. Les classements sont nécessaires à la vie en société. Ils réalisent tout d’abord un « principe d’économie » qui seul peut rendre le monde social vivable, en n’obligeant pas les acteurs à devoir créer en permanence le monde social dans lequel ils vivent. Ils sont aussi une façon d’orienter plus sûrement nos conduites.
Le monde social est un monde qui repose sur le partage par tous ceux qui y participent de significations détachables des interactions ici et maintenant. Peter Berger et Thomas Luckmann montrent que les « typifications » forment progressivement des « institutions » qui sont des catégories tels que l’Etat, la famille, l’école, lesquelles finissent par être perçues par les individus comme des réalités alors qu’elles ne sont que des constructions. Aussi, le monde social est un monde ordonné à l’intérieur duquel chaque acteur occupe une place, est affecté à un rôle.
C’est en jouant ces rôles, en les intégrant, en les vivant que l’individu participe au monde social, qu’il devient pour lui subjectivement réel. A l’intérieur du stock commun de connaissances, il existe des types de rôles accessibles à tous dans la société. Mais il existe aussi des rôles qui ne le sont pas. Ces derniers revêtent une signification particulière : ce sont des rôles d’administrateurs de secteurs particuliers de la connaissance, qui leur ont été socialement distribués. Toute société humaine se construit par une division du travail social.
Les activités, qui sont nécessaires au bon fonctionnement de la société, tendent à se multiplier et à se spécialiser. Les individus ne sont plus progressivement capables de remplir la totalité des tâches. Peter Berger et Thomas Luckmann citent l’exemple de la société des chasseurs. A l’origine, les hommes dans cette société partent à la chasse.
C’est l’activité de tous. La division du travail social tend à produire des activités connexes. D’autres individus vont s’occuper de former les futurs chasseurs.
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BERMAN, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire.
En las cinco partes que abarca el libro, Berman analiza la experiencia de la modernidad, esta “forma de experiencia vital –la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida- que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy”. El hecho fundamental de la vida moderna tal como la experimenta Marx (de quien toma la frase del título), es que esta es radicalmente contradictoria en su base: capaz de todo menos de proporcionar estabilidad y solidez.
Lo distintivo de las voces de Marx y Nietzsche son sus cambios rápidos y drásticos, su disposición de volverse contra sí mismas, a cuestionar y negar todo lo que se ha dicho, a transformarse en una amplia gama de voces armónicas o disonantes y a estirarse, más allá de sus capacidades.
A diferencia de ellos que creían que los individuos modernos tenían la capacidad para comprender su destino, y tras haberlo comprendido luchar contra él; los críticos de la modernidad del siglo XX carecen casi por completo de esa empatía y esa fe en los hombres y mujeres contemporáneos. El hombre moderno como sujeto –como ser vivo capaz de respuesta, juicio y acción en y sobre el mundo- ha desaparecido.
1. El fausto de Goethe: La tragedia del desarrollo
Berman analiza el Fausto de Goethe para dar cuenta de la idea de desarrollo moderno, en donde lo que se busca es un proceso dinámico que incluya todas las formas de la experiencia humana. Una afinidad entre el ideal cultural de autodesarrollo y el movimiento social real hacia el desarrollo económico: el único modo en el que el hombre se transforma es transformando radicalmente la totalidad de su mundo físico, social y moral en que vive.
Esto sin embargo, supone el trasfondo correspondiente de la modernización: donde todo lo creado debe ser destruido para construir el camino de otras creaciones. Esta es la dialéctica que el hombre moderno debe asumir para avanzar y vivir; y es la dialéctica que pronto envolverá y moverá a la economía, el Estado y la sociedad modernos como un todo.
En la tercera metamorfosis, el desarrollista encuentra el medio para actuar eficazmente contra el mundo feudal y patriarcal: construir un entorno social radicalmente nuevo que vaciará de contenido el viejo mundo antiguo o lo destruirá. La tragedia del desarrollista consiste en que aún cuando transforme un terreno baldío en un pujante espacio físico y social, el baldío se recrea al interior del desarrollista.
Otro impulso de la modernización es el deseo de crear un entorno homogéneo, un espacio totalmente modernizado en el que el aspecto y el sentimiento del viejo mundo han desaparecido sin dejar huella. Pero, una vez que el desarrollista ha destruido el mundo premoderno, ha destruido toda su razón de estar en el mundo.
El mismo es eliminado del entorno que ha creado y el nuevo mundo ya no siente deseo de acción o logro. Fausto así, es un desafío por imaginar y crear nuevos modos de modernidad en los que el hombre no exista en beneficio del desarrollo, sino el desarrollo en beneficio del hombre.
2. Todo lo sólido se desvanece en el aire: Marx, El modernismo y la modernización
El pensamiento moderno sobre la modernidad está divido en dos compartimentos diferentes: modernización en la economía y la política, y modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad. En medio de este dualismo, Marx está muy presente en la literatura sobre la modernización, pero no en la del modernismo. Para Berman sin embargo, Marx arroja luces en la relación entre la cultura modernista y la economía y la sociedad burguesas –el mundo de la modernización de la que ella emanó.
Con vidas controladas por una clase dominante con intereses creados en el cambio, pero también en la crisis y el caos, para las que la estabilidad es sinónimo de muerte. En esta autodestrucción innovadora se ubica el drama del hombre moderno que debe apartar a los económicamente ineficientes y expandirse de manera cada vez más ingeniosa e innovadora conduciendo incluso a que los valores sean convertidos en valores de cambio.
Para Berman, Marx sabía que debíamos comenzar donde estábamos: psíquicamente desnudos, despojados de toda aureola religiosa, estética, moral, y de todo velo sentimental, devueltos a nuestra voluntad y energía individual, obligados a explotar a los demás y a nosotros mismos a fin de sobrevivir, y a pesar de todo agrupados por las mismas fuerzas que nos separan.
3. Baudelaire: El modernismo en la calle
Según Baudelaire, “modernidad” es lo efímero, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es eterna e inmutable. Esta definición recoge las diferentes visiones de modernidad que la obra de Baudelaire contiene: entre la modernolatría y la desesperación cultural, Baudelaire finalmente llega a moldear una perspectiva más profunda que lucha con sus propias contradicciones. Su poesía, rescatará la nueva fuerza nacida de los bulevares que es el tráfico moderno. El bulevar es un símbolo perfecto de las contradicciones internas del capitalismo: la racionalidad de cada una de las unidades capitalistas individuales conduce a la irracionalidad anárquica del sistema social que reúne todas estas unidades.
La vida urbana moderna impone restricciones pero al hacerlo otorga libertades. De este modo, un hombre que sabe moverse por el tráfico puede ir a cualquier parte. Aún así, el desarrollo de la ciudad atacó este caos y el urbanismo moderno se convirtió en sinónimo de un orden mecánico, reductivo y superficial. Para Berman, esto sugiere que el modernismo tiene sus propias contradicciones internas y su dialéctica; y que algunas formas del pensamiento y la visión modernistas se pueden volver dogmáticas y arcaicas, mientras que otras pueden quedar sumergidas por generaciones sin ser reemplazadas.
4. San Peterburgo: El modernismo del subdesarrollo
Mientras tanto en áreas fuera de occidente en donde a pesar de las presiones del mercado mundial no se produjo la modernización, los significados de la modernidad son complejos, y paradójicos. En este escenario, San Petersburgo es la realización más clara del modo ruso de modernización, al mismo tiempo que la “ciudad irreal” arquetípica del mundo moderno.
Las tradiciones de esta ciudad son característicamente modernas y nacen de la existencia de la ciudad como símbolo de la modernidad en medio de una sociedad atrasada; pero este espíritu moderno es peculiar en tanto que surge del desequilibrio y la irrealidad del programa mismo de modernización de Pedro I. Así, en respuesta a intentos frustrados desde arriba, San Petersburgo engendrará y nutrirá, experimentos políticos y literarios de modernización desde abajo y terminará siendo una perspectiva abierta hacia la vida moderna.
En la selva de los símbolos: observaciones sobre el modernismo en Nueva York concebida y ejecutada tanto para satisfacer necesidades políticas y económicas inmediatas, como para demostrar al mundo entero lo que pueden construir los hombres modernos y cómo puede ser imaginada y vivida la vida moderna; New York puede ser concebida como una selva de símbolos baudelairiana.
Berman analiza el impacto de la obra urbanística de Robert Moses, cuya evolución subraya como en la sociedad de posguerra se da una escisión entre modernismo y modernización, y donde el medio moderno deja de existir como inspiración forzando irónicamente un vuelco al mundo interior. Frente a esto Jane Jacobs será un cambio de orientación en la planificación urbana y comunitaria que abre una nueva perspectiva de las metamorfosis urbanas de las últimas décadas captando las modernizaciones y los modernismos que han hecho de sus habitantes lo que son.
CRITICA
Tal como lo señala el título, el trasfondo del texto lo constituye su exploración de este fluir entre lo sólido y lo evanescente como característica de la modernidad, y que Berman claramente ejemplifica en una destrucción y reconstrucción del medio físico y espiritual del hombre moderno: la relación dialéctica entre modernismo y modernización y las luces que de ella se puede extraer. Pero mucho antes de llegar a esa conclusión, el rasgo más doloroso que el hombre moderno deberá enfrentar es la constante inestabilidad que tal sistema proporciona. En cada señal positiva que aparezca, inevitablemente se develará su contraparte caótica. Si se puede decir que la modernidad une a toda la humanidad, esta unidad es paradójica, es una unidad de la desunidad que nos lleva a la desintegración y la renovación perpetua, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia.
Las críticas que esta obra despierta están relacionadas con lo que se identifica como un hablar disperso que al encarnar la voz de todos invisibilizaría las desigualdades existentes en estos procesos por él analizados. Junto a esto estaría la crítica a su retrato de la modernidad imprecisamente delimitada en sus tiempos. Así una autora, señalaba que siguiendo a Berman se podía entender que la modernización son los cambios sociales que son constantemente llevados a cabo, que la modernidad es la manera en que estos cambios son inmediatamente vividos o experimentados de manera consciente o no, y que el modernismo es la reflexión posterior y la representación intelectual, artística, literaria, material, política de estos cambios.
Sin embargo a mi parecer, más que ubicarse como una serie de acontecimientos escalonados, en realidad la constante -clara en Berman- es que se alimentan entre ellos: el modernismo se alimenta de los cambios de la modernización de manera directa e indirecta, mientras que detrás de la modernización encontramos ideas que fueron nutridas por el modernismo.
No considero que Berman ignore las fallas del etnocentrismo y en consecuencia dudo que intente alzar su voz como representante del modo en que la modernidad puede ser experimentada. Aún así debo señalar que el profundo proceso de identificación que experimenté con este libro me dice que en realidad si puede encontrar un eco en aquellos lugares donde tanto la modernidad como la modernización ocurrió con matices muy distintos a los lugares que les dio origen.
Resumen del libro de Berger y Luckmann: "La construcción social de la realidad" cap. 1, 2 y 3 | Psicología Social (Robertazzi - 2008) | Psicología | UBA
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Dans La Construction sociale de la réalité (1986), Peter Berger et Thomas Luckamm tentent de montrer que la réalité sociale est le produit d’une élaboration intersubjective par les acteurs sociaux d’un monde social qu’ils objectivent et du recours de ce monde social objectivé dans les relations subjectives que tes acteurs sociaux entretiennent entre eux quotidiennement.
Peter Berger et Thomas Luckamm partent de l’étude d’une situation
quotidienne dans laquelle deux acteurs sociaux au moins ou davantage interagissent entre eux. Ils montrent que cette situation, qu’il qualifient de « relation d’intersubjectivité », est possible uniquement p.me que les acteurs qui y participent disposent d’une connaissance réciproque de la signification des signes qu’ils utilisent.
Toutefois, la situation n’en reste pas moins fragile. En effet, comme elle n’est pas entièrement anonyme, elle est toujours dépendante en dernier ressort des personnes. La compréhension des signes utilisés par l’autre n’est pas certaine, peut rester floue ou provoquer des malentendus. Le langage revêt dans ce sens une importance prépondérante. Il est un moyen de relier différents segments de la réalité sociale et d’insérer ces différents segments dans un tout signifiant. Il permet aussi la réciprocité et favorise une compréhension très rapide des intentions subjectives.
Il donne la possibilité de classer des expériences, de les ranger dans des catégories élargies qui leur donnent sens, c’est-à-dire qu’elles peuvent être détachées des contextes et des personnes. Les classements sont nécessaires à la vie en société. Ils réalisent tout d’abord un « principe d’économie » qui seul peut rendre le monde social vivable, en n’obligeant pas les acteurs à devoir créer en permanence le monde social dans lequel ils vivent. Ils sont aussi une façon d’orienter plus sûrement nos conduites.
Le monde social est un monde qui repose sur le partage par tous ceux qui y participent de significations détachables des interactions ici et maintenant. Peter Berger et Thomas Luckmann montrent que les « typifications » forment progressivement des « institutions » qui sont des catégories tels que l’Etat, la famille, l’école, lesquelles finissent par être perçues par les individus comme des réalités alors qu’elles ne sont que des constructions. Aussi, le monde social est un monde ordonné à l’intérieur duquel chaque acteur occupe une place, est affecté à un rôle.
C’est en jouant ces rôles, en les intégrant, en les vivant que l’individu participe au monde social, qu’il devient pour lui subjectivement réel. A l’intérieur du stock commun de connaissances, il existe des types de rôles accessibles à tous dans la société. Mais il existe aussi des rôles qui ne le sont pas. Ces derniers revêtent une signification particulière : ce sont des rôles d’administrateurs de secteurs particuliers de la connaissance, qui leur ont été socialement distribués. Toute société humaine se construit par une division du travail social.
Les activités, qui sont nécessaires au bon fonctionnement de la société, tendent à se multiplier et à se spécialiser. Les individus ne sont plus progressivement capables de remplir la totalité des tâches. Peter Berger et Thomas Luckmann citent l’exemple de la société des chasseurs. A l’origine, les hommes dans cette société partent à la chasse.
C’est l’activité de tous. La division du travail social tend à produire des activités connexes. D’autres individus vont s’occuper de former les futurs chasseurs.
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